Cuando comienzas a conocer la gastronomía de otros países siempre terminas aplicando algo de lo aprendido en tu forma de cocinar. Lecciones como que las especias, en su justa medida, llenan los platos de deliciosos matices que aportan frescura y novedad a nuestros paladares. Todo eso es lo que aprendes con la harira o sopa tradicional marroquí.