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Tarta red-velvet con frosting de queso

La base de esta tarta red-velvet con frosting de queso es un esponjoso y delicioso bizcocho cuyo sabor se ve complementado con una cobertura de crema de queso que hará las delicias de todos aquellos que la prueben. Es la tarta ideal para las celebraciones más especiales o simplemente para darnos un capricho.

INGREDIENTES

Para el bizcocho Red-Velvet:

170 grs de harina
125 grs de azúcar
1 cucharadita de bicarbonato sódico
1 cucharadita de cacao en polvo
1 cucharadita de sal
1 huevo grande
140 grs de buttermilk (130 ml de leche con 10 ml de zumo de limón)
1 cucharadita de colorante alimenticio rojo
1 cucharadita de vinagre de manzana
1 cucharadita de extracto de vainilla
140 ml de aceite de oliva virgen extra Hojiblanca

Para el almíbar del bizcocho:

1 vaso pequeño de agua
50 grs de azúcar

Buttercream de queso:

400 grs de queso de untar
150 grs de mantequilla a temperatura ambiente
350 grs de azúcar glas
2 cucharadas de leche

PREPARACIÓN

En primer lugar, ponemos el horno a calentar con calor arriba y abajo a una temperatura de 180º.
Para hacer el bizcocho lo primero es hacer la buttermilk, que obtendremos echando en un cuenco la leche con el zumo de limón y lo mezclamos. Lo ponemos a reposar durante unos 15 minutos y la mezcla adoptará la forma de leche cortada.
Por otro lado, ponemos en un cuenco la harina junto con el azúcar, el cacao en polvo, la sal, el bicarbonato sódico. Lo mezclamos y lo tamizamos con ayuda de un colador.
En un cuenco aparte vertemos el huevo con el aceite de oliva virgen extra Hojiblanca, el colorante rojo, el vinagre, el extracto de vainilla y la buttermilk que ya tendríamos hecha. Lo mezclamos con unas varillas.
A continuación, vamos mezclando poco a poco los ingredientes secos con los húmedos hasta que obtengamos una masa homogénea y sin grumos.
Con un poco de aceite de oliva untamos toda la superficie de un molde y lo espolvoreamos después con harina quitando el excedente.
Vertemos en el molde la masa de bizcocho y lo llevamos a cocinar al horno durante unos 20 o 30 minutos, aunque para comprobar que está listo lo mejor es pincharlo con un palillo en su centro y si sale limpio es que ya está.
Sacamos del horno el bizcocho, esperamos a que se temple un poco para desmoldarlo y dejamos después que se enfríe completamente.
Mientras, vamos a hacer la buttercream de queso para lo que ponemos en un bol la mantequilla a temperatura ambiente, muy importante esto, y la batimos durante unos 2 minutos con unas varillas metálicas.
Añadimos después al cuenco la leche y el queso de untar. Lo batimos hasta que esté todo bien integrado.
Por último, añadimos el azúcar glas poco a poco y lo batimos hasta que obtengamos una crema uniforme y lisa. Reservamos.
Hacemos también el almíbar con el que vamos a regar el bizcocho poniendo en un cazo el agua con el azúcar y dejándolo a fuego suave durante 10 minutos o hasta que veamos que ha espesado ligeramente.
Cuando vayamos a hacer la tarta dividimos el bizcocho con un cuchillo en dos capas.
Regamos la capa base con la mitad del almíbar y extendemos por encima un tercio del buttercream de queso.
Mojamos la otra capa de bizcocho con el resto del almíbar y lo colocamos encima de la otra capa.
Volcamos el buttercream de queso restante y lo extendemos con una espátula repostera por toda su superficie asegurándonos de que queda bien cubierta.
Llevamos a un lugar fresco nuestra tarta red-velvet con frosting de queso y dejamos que repose unas horas antes de servir.

Para el bizcocho Red-Velvet:

170 grs de harina
125 grs de azúcar
1 cucharadita de bicarbonato sódico
1 cucharadita de cacao en polvo
1 cucharadita de sal
1 huevo grande
140 grs de buttermilk (130 ml de leche con 10 ml de zumo de limón)
1 cucharadita de colorante alimenticio rojo
1 cucharadita de vinagre de manzana
1 cucharadita de extracto de vainilla
140 ml de aceite de oliva virgen extra Hojiblanca

Para el almíbar del bizcocho:

1 vaso pequeño de agua
50 grs de azúcar

Buttercream de queso:

400 grs de queso de untar
150 grs de mantequilla a temperatura ambiente
350 grs de azúcar glas
2 cucharadas de leche

En primer lugar, ponemos el horno a calentar con calor arriba y abajo a una temperatura de 180º.
Para hacer el bizcocho lo primero es hacer la buttermilk, que obtendremos echando en un cuenco la leche con el zumo de limón y lo mezclamos. Lo ponemos a reposar durante unos 15 minutos y la mezcla adoptará la forma de leche cortada.
Por otro lado, ponemos en un cuenco la harina junto con el azúcar, el cacao en polvo, la sal, el bicarbonato sódico. Lo mezclamos y lo tamizamos con ayuda de un colador.
En un cuenco aparte vertemos el huevo con el aceite de oliva virgen extra Hojiblanca, el colorante rojo, el vinagre, el extracto de vainilla y la buttermilk que ya tendríamos hecha. Lo mezclamos con unas varillas.
A continuación, vamos mezclando poco a poco los ingredientes secos con los húmedos hasta que obtengamos una masa homogénea y sin grumos.
Con un poco de aceite de oliva untamos toda la superficie de un molde y lo espolvoreamos después con harina quitando el excedente.
Vertemos en el molde la masa de bizcocho y lo llevamos a cocinar al horno durante unos 20 o 30 minutos, aunque para comprobar que está listo lo mejor es pincharlo con un palillo en su centro y si sale limpio es que ya está.
Sacamos del horno el bizcocho, esperamos a que se temple un poco para desmoldarlo y dejamos después que se enfríe completamente.
Mientras, vamos a hacer la buttercream de queso para lo que ponemos en un bol la mantequilla a temperatura ambiente, muy importante esto, y la batimos durante unos 2 minutos con unas varillas metálicas.
Añadimos después al cuenco la leche y el queso de untar. Lo batimos hasta que esté todo bien integrado.
Por último, añadimos el azúcar glas poco a poco y lo batimos hasta que obtengamos una crema uniforme y lisa. Reservamos.
Hacemos también el almíbar con el que vamos a regar el bizcocho poniendo en un cazo el agua con el azúcar y dejándolo a fuego suave durante 10 minutos o hasta que veamos que ha espesado ligeramente.
Cuando vayamos a hacer la tarta dividimos el bizcocho con un cuchillo en dos capas.
Regamos la capa base con la mitad del almíbar y extendemos por encima un tercio del buttercream de queso.
Mojamos la otra capa de bizcocho con el resto del almíbar y lo colocamos encima de la otra capa.
Volcamos el buttercream de queso restante y lo extendemos con una espátula repostera por toda su superficie asegurándonos de que queda bien cubierta.
Llevamos a un lugar fresco nuestra tarta red-velvet con frosting de queso y dejamos que repose unas horas antes de servir.

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Tarta red-velvet con frosting de queso