Llevas a la mesa el pastel de lava de chocolate blanco con arándanos y moras con una sonrisa en la boca. Sabes que su aspecto es precioso, que les va a encantar en cuanto lo vean, pero no puedes esperar a la sorpresa que se van a llevar cuando introduzcan por primera vez la cuchara y descubran ese delicioso relleno líquido. Felicidad absoluta.
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